Domingo Familiar
Despertar. Primero la mente, luego el cuerpo. Charlas mentales matutinas, recuerdos de la noche anterior. A veces- muchas- la resaca sonaba más temprano que de costumbre. La buena es que los aromas spoileaban el almuerzo, se escapaban de la cocina, subían sigilosamente por la escalera y decantaban en mi nariz algo dormida aún. “Qué bien, vamos a comer canelones de verdura con salsa blanca. Lástima que con el malestar que tengo voy a poder comer medio nada más”- cerraba los ojos y continuaba- si podía- durmiendo. El siguiente despertar era para bajar a almorzar. La estiraba lo más que podía, afortunadamente ya conocían mis mañas. Pasaba por el baño y encaraba hacia las escaleras. A veces venían lxs abuelxs. Siempre eran pastas. No obstante, hubo un domingo donde la cosa fue diferente. El catre pasó a ser butaca. La ventana brilló desde las alturas. La resaca pasó a ser cansancio, cansancio producto de estar viajando desde hacía más de 15 horas aproximadamente. Bajamos del av...